Quizás…
Estás en casa y de pronto aparece un pensamiento “uy, yo creo que me sobran unos kilitos, ¿qué tal si pruebo y me pongo a dieta?”
Nadie te ha dicho que tengas sobrepeso, ni siquiera el médico te ha aconsejado que hagas dieta, pero tú quieres verte “bien” y además, ¿por qué no? Todo el mundo lo hace… O quizá algún compañero de clase o ese chico que te gusta, o tu abuela, o tu madre si te ha dicho que estás “gorda”…
Comienzas a eliminar alimentos de tu dieta que crees, que te han dicho, que has leído o que en casa piensa que engordan. Dejas poco a poco de comer pan en las comidas, las ensaladas, verduras y alimentos a la plancha empiezan a convertirse en tus aliados del día a día. Comienzas a restringir los dulces, chocolate, panes, pasta, arroz, patata… porque crees que engordan. Por supuesto el aceite intentas que sea lo mínimo o nulo en tu comida. Te sientes bien. Sientes que por una vez comienzas a tener el control.
Además rápidamente bajas algo de peso y esa sensación de comenzar a sentir ligereza te gusta. Sentir que tú controlas la comida te gusta. Hay momentos donde sientes hambre, pero te dices a ti misma/o que ya se pasará, que en todas las dietas para adelgazar hay que pasar hambre. Te lo crees y te da fuerza.
Empiezas a mirarte mucho en el espejo, sobretodo esa zona o partes en las que quieres adelgazar. En los espejos de casa, en los escaparates, en cualquier reflejo… Levantas tu camiseta y te tocas la tripa para ver si va bajando de volumen…
Te pesas por la mañana. Vuelves a casa y compruebas si la dieta funciona. Te vuelves a pesar. Sin darte cuenta te estás pesando todos los días. Incluso hay días que lo haces varias veces. Te quitas la ropa y te pesas. Te invitan a comer, tus amigas, siempre lo habéis hecho. Les dices que ya has cenado, total vais a ir a un restaurante donde no puedes comer de nada, nada es de dieta ¿qué vas a comer tú? Así que para que no te estén preguntando les dices que ya has cenado aunque no sea verdad.
Cuando comes en casa con tus padres entras en la cocina a comprobar que tu madre no pone demasiado aceite a tu comida, ya la conoces y siempre se pasa, con tal de engordarte…
Te dicen que te notan más delgada, al principio te da mucha fuerza, ¡bien, la dieta da resultado! Incluso hay gente que te dice: ¡qué guapa estás!, ¿has perdido peso?, eso te encanta.
Lo que pasa que llega un momento que dejas de creerles, te lo dicen por envidia, o espera, ¿están locos?, ¡si estoy gorda! ¿Cómo pueden decirme eso?
Deja de apetecerte salir, llega un momento que te refugias en los estudios, necesitas sacar buenas notas. Empiezas a exigirte ser brillante en tus estudios y te “encierras” en casa.
Tus amigas se extrañan y tus padres hablan contigo pero te molesta que lo hagan, no entiendes nada.
Sigues restringiendo. A nada que comes sientes que te has pasado de la raya, que has comido demasiado, ¡eres una gorda sin control!, te dices. Pero no pasa nada, volveré a hacer las cosas bien, ”mañana ni de broma me paso con la comida”, te vuelves a repetir.
Las cantidades que ingieres cada vez son más pequeñas y te agobia tener que comer en cualquier sitio donde tú no manipules la comida.
Las revistas, los videos, la gente a la que admiras, “tienen todas un cuerpo tan perfecto…” ¿y el mío? Es que “doy asco”, tengo que seguir bajando de peso.
Empiezas a leer muchísimo sobre nutrición, sobre dietas, recetas bajas en calorías, light, que no contengan carbohidratos, que sean “saludables”.
Aumentas la cantidad de café en tu día a día, los chicles y bebes más agua. Si fumas, comienzas a fumar en exceso. Te das cuenta, a veces.
Empiezas a sentirte muy triste, desanimada, apática, vacía, no te gusta tu cuerpo, bajas de peso pero no te sientes feliz, incluso te cuesta verte delgada, cada vez odias más la comida, te da miedo comer, no dejas de pensar en tu cuerpo, en el peso, en la ropa y lo mal que te sienta, comienzas a esconder tu cuerpo, no quieres ponerte ni de broma en bañador, “si hombre, para que se rían de mi”, cada vez te exiges más en general, con los estudios, nada es suficiente.
No eres suficiente. Te cuesta concentrarte y puede influir en tus estudios, no entiendes nada. Ya no te apetece salir, ni quedar con nadie. Nada te hace feliz. No sabes muchas veces ni lo que sientes, solo sabes que estás mal. Comienzas a sentirte muy nerviosa, con ansiedad. Has bajado de peso pero te da pavor subir lo que has perdido, aun no viéndote delgada. No dejas de pensar, sueñas incluso con todo esto. Sueñas incluso con comida. Sientes que la comida es tu enemiga. Que tienes que dominarla. “yo puedo” te repites constantemente. La gente no deja de asustarse contigo, están preocupados. Has bajado mucho peso pero sigues sin verte delgada, sigues sin sentirte feliz, ¡¡¡¡¿qué pasa?!!!!
Te sientes insegura, te autocriticas constantemente. Cada vez que comes te sientes culpable y te rechazas… Te sientes débil, muy cansada, sólo quieres dormir.
Te planteas tomar algún diurético, seguramente ya lo haces, o quema-grasa, laxante, o ¿vomitar?…
Quizá sin darte cuenta estás dentro de una anorexia.
Quizás…
Tu historia se parezca mucho a la historia anterior o tan sólo en algunas, pero con algunos matices.
Comienzas a sentir mucha ansiedad, hay cosas que te preocupan, que te agobian, sientes que no llegas a todo. A veces no sabes ni lo que sientes, te colocas en “automático” y vas funcionando como sabes y puedes.
Quizá tienes últimamente muchas responsabilidades y sientes que no llegas, que no eres capaz. Ese agobio, estas emociones parece que no es fácil que cesen. Quizá hay problema en casa, o con los amigos, no sientes que encajes, o no te sientes querida y eso que no se te da nada mal hacer amigos, eres bastante sociable.
Te da mucho miedo que te rechacen, o que puedan darse cuenta de cómo eres y no te quieran. No te sientes suficiente.
Sin apenas darte cuenta comienzas a comer en momentos donde no tienes hambre, terminas de cenar, te pones a ver la tele y te levantas de nuevo a picotear algo. Ese algo acaba por convertirse en grandes cantidades de comida, un paquete entero de galletas, pan, tabletas de chocolate, cereales, yogures… No es necesario que lo hagas de golpe, pero ahí comienzas a comer más cantidades.
Te ocurre que si te agobias comes, si estás aburrida, comes, si tienes que preparar algún proyecto, un trabajo, algo que te genere malestar, comes.
Empiezas a sentirte muy incómoda con tu cuerpo, no entiendes qué te sucede y te dices que no vas a caer más en ese comportamiento, que estás comiendo muchísimo y que no puede ser. Así que como no quieres engordar decides que a partir de mañana, se acabó. Que te vas a poner a dieta, o al menos a controlar esas cantidades de comida descomunales. Quieres estar delgada y si haces todo eso lo único que conseguirás será engordar y engordar y no quieres. Quizá a ti en algún momento te pasó lo mismo que a la persona anterior, quizá alguien te dijo que debías bajar de peso, o simplemente que comías mucho. O alguien te dijo que le gustaban las chicas delgadas. Cualquier cosa, pero eso te activó y te hizo pensar que tú debías ser delgada para que te quisieran, para controlar tu vida, para controlar algo.
Comienzas a pasar por episodios donde restringes, hasta donde puedes, porque te cuesta muchísimo, disfrutas comiendo y “encima mira todas las chicas delgadas que hay y yo comiendo como una “loca” sin parar”.
Alguien te dice, o lees, o encuentras por internet, o simplemente se te ocurre que vomitando la comida que ingieres todo es más fácil. “Puedo comer de todo y no engordar” o lo mejor, “ puedo comer de todo para que nadie se dé cuenta de nada y después vomitar” y quizá comienzas a repetir comportamientos de la historia anterior pero además, tú vomitas, o después de comer te vas corriendo al gimnasio para evitar de ese modo que la comida “te engorde”, o prefieres tomar laxantes… o mejor, vuelvo a restringir y mañana sí que lo haré bien, así que empiezo por hoy, esta noche solo ceno fruta, o espera, NO CENO.
De pronto te ocurre como a la de la historia anterior, no dejas de pensar en comida y te agobian mucho los momentos en los que te reunirás con gente porque crees que no tendrás autocontrol y devorarás. Empiezas a sentirte triste y ya no sabes bien qué te agobia, pero son muchas cosas, te dices.
Empieza a verse un poco caótica tu vida, con tus amistades, con tu orden, te sientes algo desbocada y quizá estás enfadada con el mundo. La gente no te entiende. No dejas de sentirte insegura, aunque siempre hay algo en lo que te apoyas, quizá tu trabajo, o tus estudios…
Te empieza a dar muchísimo miedo subir de peso, porque encima, no entiendes cómo ni porqué, con todo el esfuerzo que haces por no subir de peso aun comiendo esas cantidades de comida tan grandes, cómo es posible que si vomito no baje de peso, incluso que esté ganando peso. Eso te frustra y en muchos momentos desearías tener la capacidad de restringir tu comida como hacen otras personas, pero no te ves capaz, aunque cada vez que ocurra un episodio de comer y vomitar te lo repitas (normalmente).
La comida se ha convertido en una aliada para gestionar muchas de tus situaciones, y cuando vomitas, al principio te sientes bien, aliviada, has eliminado tu culpa… pero tarde o temprano aparece la culpa, la que te dice lo mal que lo has hecho y lo “sucia” que eres, eso te dices. Y vuelves a sentirte mal, contigo misma, con el mundo, y prefieres aislarte. Le ocultas a tu entorno lo que te ocurre, ¿cómo voy a decirle a nadie lo que hago? Nadie me entendería, van a pensar que estoy “loca” y me van a rechazar, no me van a querer… y comienzas a sentirte cada vez más sola, más vacía, más triste…
Quizá sin darte cuenta estás dentro de una bulimia.
Quizás…
Quizás tu historia tiene algo de parecido a las dos anteriores, pero no son exactamente iguales. Quizá un día comenzaste a comer cuando te sentías mal pero sin llegar a restringir o vomitar, pero comenzaste a darte cuenta de que perdías el control cuando lo hacías, que incluso lo planificabas y que no dejabas de pensar en comida, comiendo a escondidas, sin hambre, hasta no poder más…
O no eres capaz de dejar de pensar en comida, o en dietas, o te da muchísimo miedo ganar peso, o masticas la comida y después la escupes para no tener que comerla o…
Quizá sin darte cuenta estás dentro de un trastorno por atracón o un trastorno de la conducta alimentaria no especificado.
LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA O TRASTORNOS ALIMENTICIOS.
Los trastornos de alimentación son aquellos en los que existe una alteración en la conducta alimentaria unida a la presencia de mecanismos para controlar el peso.
En la actualidad la aparición puede suceder a cualquier edad tanto en hombres como en mujeres. Es cierto que anteriormente su aparición era especialmente en la adolescencia y sobretodo en mujeres (1 hombre cada 9 mujeres), pero cada vez son más los rangos de edad sin excluir ningún género.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA en adelante) comienzan generalmente con el inicio de una dieta con el objetivo de perder peso junto con pensamientos asociados a una insatisfacción con respecto al aspecto físico. La persona deposita su valía, su autoestima y su seguridad en el aspecto físico, en el peso y en su cuerpo.
Las personas con TCA se sienten mal consigo mismas, incomprendidas, como si no encajasen en el mundo.
Los TCA son un problema muy serio, no es un juego, ya que es el único trastorno psicopatológico donde hay riesgo de muerte. La comida, el peso y el aspecto físico tan solo son la superficie del problema, lo que esconde debajo es mucho más amplio. El TCA podría ser un síntoma de un problema mucho mayor y que será absolutamente necesario tratar para que la persona logre recuperarse.
Causas de un Trastorno de conducta de alimentación
No existe un único factor, una única razón para que una persona desarrolle un trastorno alimenticio. La realidad es que es un problema multicausal entre los que se encuentran los factores ambientales o psicosociales, factores biológicos, factores personales o psicológicos y factores familiares:
Hemos vivido un cambio en el ideal de belleza, ahora se proclaman los cuerpos rectos, con apariencia aniñada, cuerpos planos y/o musculados, tanto en hombres como en mujeres. El culto a la delgadez absolutamente asociada al éxito y la valía personal. Aquellas personas que no encajen serán vulnerables al sufrimiento y valoraciones negativas de sí mismos.
Los medios de comunicación hacen su fuerte trabajo también en todo esto configurando ideales de estética moldeados mediante Photoshop inalcanzables, pero bastante creíbles para el resto. El auge de las redes sociales, donde debes aparentar una imagen, y por supuesto mostrar tus hábitos alimenticios, siempre saludables unidos a un cuerpo delgado o cultivado en el gimnasio.
Las creencias asociadas a, si no tengo un cuerpo delgado nadie me querrá lo suficiente, debo estar delgada para ser exitosa…
Personalidad unidas a una baja autoestima, con fuerte necesidad de agradar y ser aprobados por los demás, con dificultad en la comunicación asertiva, miedo a la soledad y abandono, inseguridad y problemas de identidad. Con pensamientos muy dicotómicos y extremos moviéndose en un continuo de TODO-NADA, o interpretaciones muy negativas sobre sí mismo o el mundo.
El ambiente familiar también será motivo para poder gestar un TCA. Una pobre comunicación entre los miembros, sobreprotección, convivencia problemática, problemas psicológicos en algún progenitor (con posibilidad de padecer también algún TCA encubierto), roles intercambiados o no asumidos, rigidez o demasiada exigencia, podrán predisponer a la persona a padecer algún trastorno alimenticio.
También existen factores genéticos pero con dudosa validez hasta el momento, al no existir marcadores concluyentes implicados en un TCA: Alteraciones en receptores de serotonina (Bulimia Nerviosa), niveles bajos de metabolitos de 5HT en líquido cefalorraquídeo (Obesidad), niveles disminuidos de leptina en plasma y en líquido cefalorraquídeo (Anorexia Nerviosa), niveles plasmáticos de grelina elevados (Anorexia Nerviosa y bajo peso), alteraciones en los niveles de noradrenalina (TCA)
TIPOS DE TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN:
Fuente: pediatría integral
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ANOREXIA NERVIOSA:
Se caracteriza por una alteración grave de la conducta alimentaria y rechazo a mantenerse en un peso corporal dentro de los valores mínimos normales. En el caso de la anorexia existe dismorfofobia o distorsión de la imagen corporal.
Fuente: pediatría integral
Existen características destacables en las personas que sufren anorexia como por ejemplo: pensamiento rígido, perfeccionismo, altas exigencias, inhibición social, dependencia, necesidad de ser aceptadas, cambios de humor, ansiedad, conductas autolíticas llegando a ideación suicida. Ideas muy obsesivas y mucha preocupación por la comida, depresión, ansiedad, inseguridad…
Todo esto podrías encontrarlo en la historia 1 de este artículo.
2. BULIMIA NERVIOSA:
Se caracteriza por un desajuste en la alimentación pasando por periodos de dietas estrictas y restricción alimentaria hasta llegar a un momento de ingesta compulsiva donde, después la persona llevará a cabo conductas compensatorias asociadas a vómitos recurrentes, abuso de laxantes, diuréticos, ejercicio excesivo o ayunos con el objetivo de evitar subir de peso tras la ingesta.
Fuente: pediatría integral
En la bulimia existe la aparición de atracones (consumo rápido de una cantidad elevada de alimentos en un periodo breve y acompañado de la sensación de pérdida de control) para posteriormente dar su aparición las conductas compensatorias como son el uso de laxantes, enemas, diuréticos, ayunos, medicamentos para adelgazar, ejercicio físico, vómitos, restricción alimentaria de nuevo…
Las personas que padecen Bulimia Nerviosa se mueven en un continuo de impulsividad, expansión, extroversión, descontrol, caos, alta afectuosidad con dificultad para diferenciar relaciones íntimas de más superficiales, ideación suicida, promiscuidad sexual, tomar decisiones de manera apresurada, rabietas, abuso de sustancias, baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, muy cariñosas, estado de ánimo muy variable, alto sentimiento de culpa, se sienten mal ellas por dentro, fuertes sentimientos de vergüenza y autodesprecio, culpan a veces a los demás de sus problemas ya que en ocasiones les cuesta responsabilizarse de sus propios actos, dificultades en las interacciones sociales ya que en muchos momentos llegan a colocarse en el rol de víctima dificultando una buena relación con los demás, con dificultad para identificar sus propias emociones, sensaciones, sentimientos y que en muchísimos casos se ven anuladas por la comida, que sirve de anestesiante y evita que sufran.
Todo esto podrías verlo reflejado en la historia número 2.
3. TRASTORNO POR ATRACÓN O COMEDOR COMPULSIVO:
Las manifestaciones de este problema son muy parecidas a las de la Bulimia Nerviosa solo que en el trastorno por atracón la persona después de ingerir cantidades elevadas de alimentos no lleva a cabo conductas compensatorias.
Fuente: pediatría integral
En este caso la persona realiza sin éxito las dietas hipocalóricas. Existe un caos en la alimentación. Suelen presentar un estado de ánimo depresivo, con obsesión por el peso y la imagen corporal y una alta impulsividad. La comida es utilizada como mecanismo de evitación y escape de la realidad mediante a su poder sedante.
4. TRASTORNOS ESPECÍFICOS:
En esta clasificación podemos encontrar aquellas conductas que, aun no cumpliendo todos los criterios anteriormente descritos, pueden conformar un problema grave e importante para la persona.
También requieren de atención sanitaria e incluso en algunos casos, al igual que en otros TCA, ingreso hospitalario.
- Pica: Ingesta inapropiada de sustancias no nutritivas.
- Rumiación: regurgitación de alimentos (escupidos o no).
- Trastorno de evitación / restricción de la ingesta de alimento: Fracaso para cumplir las necesidades energéticas/ nutritivas adecuadas al momento de desarrollo.
- Trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos no especificado: cuando la persona está dentro de cuadros incompletos, parciales o no específicos.
5. OBESIDAD:
La obesidad está caracterizada por un exceso de grasa en el cuerpo con una subida del peso corporal poniendo en riesgo la salud psicofísica de la persona. La consideraríamos un TCA cuando la persona para afrontar sus problemas, utiliza la comida como herramienta habitual.
Existe una relación con la comida similar a otros TCA. La persona utiliza la comida para anestesiar sus emociones, escapar de su realidad y para expresar malestar hacia sí mismo, el entorno, etc…
Suelen ser personas a las que les cuesta pedir ayuda, con conductas impulsivas, con tendencia a la idealización de las dietas o métodos de adelgazamiento, utilizan a veces la autoagresión, suelen presentar rabia contenida, no expresada, con pensamiento rígido bastado en la dicotomía del todo- nada, con sintomatología depresiva y altos niveles de ansiedad.
Como ves, existen muchas variaciones de los trastornos de la conducta alimentaria, y la realidad es que la prevalencia es muy alta en nuestra sociedad. Cada vez son más los casos de personas que se apoyan en la comida o en su peso para ganar autoestima y seguridad con la consecuente infelicidad, porque NUNCA la persona logrará estos objetivos mediante estas medidas.
¿Realmente cómo sabes que cuando alcances el peso deseado serás tan feliz? ¿Qué pruebas tienes?
Cuando has alcanzado el peso que considerabas que te haría sentirte más fuerte o feliz, realmente ¿Cuánto tiempo ha durado esa felicidad? ¿Cuánto tardó en aparecer el miedo a perder ese peso, a engordar?
La realidad es que es imposible sentirnos felices, tranquilas/os o seguros de nosotros mismos cuando utilizamos y sometemos a nuestro cuerpo a éstas prácticas.
La realidad es que los TCA son síntomas de una problemática mucho más profunda. Una estructura de personalidad disfuncional, que nos impide ver la realidad de una forma objetiva, donde el dolor y el sufrimiento son nuestro alimento a lo largo de los días, perfeccionismo, impulsividad o control excesivo, relaciones sociales inestables, baja autoestima, dificultad para identificar y gestionar de manera adecuada nuestras “intensas” emociones, estrategias de afrontamiento ineficaces, y una escala de valores no acorde con lo que realmente necesitamos.
Detrás de todo esto se esconde un gran sufrimiento, un estilo de vida que se convierte en mi sentencia de muerte y acabo dejándome llevar por mitos e ideas irracionales que impedirán que me desarrolle de manera amorosa y positiva en mi vida y todas sus áreas.
Psicólogo Trastornos alimenticios en Madrid
Desde En Madrid psicólogos podemos ayudarte a ti, a tus familiares o a aquellas personas que creas puedan estar dentro de esta espiral de dolor y autodestrucción. Somos especialistas en Trastornos alimenticios tanto en Madrid como en terapia online.
Conocemos la forma más eficaz hasta el momento de tratarlo, siempre desde el mayor respeto, confidencialidad, y herramientas eficaces para que retomes de nuevo el control sano de tu vida y logres ser feliz.
No tengas miedo a dar el primer paso, si estás leyendo esto y te sientes identificada/o ya has subido el primer escalón de tu recuperación puesto que ser consciente del problema es una de las partes más importantes y difíciles cuando hemos llegado a esta situación.
Ahora te animo a que tomes acción y elijas ser feliz sin cadenas que te aten a tu cuerpo o la aprobación externa.
Puedes leer más sobre esto en ANOREXIA Y BULIMIA. ¡Puedes superarlas! y en Bulimia nerviosa.
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