Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) – Síntomas y causas

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) – Síntomas y causas

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En el trastorno obsesivo compulsivo, según como su nombre indica, encontramos por un lado las obsesiones, entendidas por pensamientos intrusivos y recurrentes que provocan en la persona afectada elevados niveles de ansiedad y malestar que limitan su vida funcional.

El contenido de estas obsesiones puede tener forma de pensamientos, ideas o impulsos intrusivos que responden, en muchas ocasiones a una preocupación o miedo involuntario y, por tanto, suele tener que ver con futuros escenarios catastrofistas o anticipación de consecuencias negativas. La prevalencia de los temas comunes que algunos autores han categorizado son: enfermedades, suciedad, muerte, peligro, violencia o temas religiosos/morales entre otros.

Cabe destacar la particularidad división que Bados (2005) hace entre obsesiones autógenas y reactivas. Estas últimas aparecen en respuesta a un estímulo en concreto y que puede ser “socialmente más aceptado” como por ejemplo, las obsesiones por la suciedad o de ser contagiado por enfermedades. Las obsesiones autógenas aparecen como respuesta a un disparador intrínseco a la persona, por ejemplo, algo que considera “malo” “peligroso” o inmoral y que lleva a una compulsión o ritual encubierto pensamiento-acción del que hablaremos a continuación.

Las compulsiones son comportamientos o actos mentales recurrentes o repetitivos que la persona presenta como medio canalizar o aliviar la ansiedad que la obsesión en concreto provoca. A corto plazo parece que estas conductas pueden aliviar la ansiedad, sin embargo, a largo plazo la ansiedad aumenta y generan desgaste o malestar elevado en la vida de la persona. A menudo la persona siente el impulso incontrolable de llevar a cabo estas conductas aunque sean capaces de comprender que no sean “realistas” con el miedo u obsesión que pretende controlar.

Estas compulsiones a menudo tienen lugar en forma de rituales tanto explícitos como encubiertos.
Los rituales explícitos son aquellos que pueden observarse conductualmente y que la persona lleva a cabo de forma “cotidiana” e incluso parecen acordes a la obsesión, por ejemplo, comprobar reiteradas veces que se ha cerrado todas y cada una de las puertas de la casa.

Por otro lado, los rituales encubiertos son aquellos que la persona lleva a cabo no tanto conductualmente sino de forma cognitiva. Rescatando el ejemplo anterior, en este caso, la persona llevaría a cabo el ritual de comprobación a través de pensamientos intrusivos repasando así cómo ha cerrado todas y cada una de las puertas de casa. Estos rituales aumenta la complejidad debido a que a priori nada entorpece este ritual y puede haber ciertas resistencias a abandonar esta conducta.

FACTORES DE RIESGO Y GRAVEDAD

El creciente interés y desarrollo nos ha acercado a conocer más acerca de esta patología y, de igual manera, al desarrollo de diferentes técnicas cognitivo-conductuales y de neuroimagen.
Según la APA (2014), la genética es un factor de riesgo importante en el desarrollo de esta patología, incrementándose la probabilidad hasta 10 veces en pacientes con familiares con este trastorno. Del mismo modo, existen otros factores de riesgo ambientales como, por ejemplo, haber presenciado o estado expuesto a estímulos traumáticos o ansiógenos.

Por otro lado, la gravedad del TOC va ligada al nivel de malestar e incapacidad que provoca en la vida de la persona afectada. Este malestar puede fluctuar, al igual que el contenido de las obsesiones.

Algunos de los criterios de gravedad pueden ser:

●  Problemas de salud añadidos como, por ejemplo, aquellos provocados por lavado recurrente de manos/cuerpo.

●  Comorbilidad con otros trastornos mentales.

●  Historia de tics

●  Problemas emocionales añadidos.

●  Obsesiones que incapaciten las relaciones sociales o interpersonales.

●  Relaciones conflictivas.

●  Interferencia en diferentes ámbitos de la vida de la persona afectada como, por ejemplo, en su trabajo.

●  Ansiedad creciente.

●  Baja calidad de vida.

●  Pensamientos autolíticos.

MODELOS EXPLICATIVOS DEL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

PERSPECTIVA BIOLÓGICA

Diferentes autores señalan la importancia de las zonas orbitarias al lóbulo frontal, los ganglios basales y el cíngulo para la explicación biológica del trastorno obsesivo compulsivo. Estas zonas son las encargadas del filtrado de pensamientos, de la capacidad de desviar la atención y de la detección de errores (Pedrick & Hyman, 2003). En el año 2008, Aldaz y Sánchez, hablaron de alteraciones en estas zonas, con un aumento del flujo sanguíneo en estas regiones y una consecuente disfuncionalidad en estos circuitos en el TOC.

Además, se ha observado menores niveles de Serotonina en estas personas, sustancia que cumple una función importante en el estado de ánimo y en el control de nuestras conductas.

PERSPECTIVA CONDUCTUAL

Atendiendo al condicionamiento clásico y operante, el modelo bifactorial de Mower explica el TOC como un forma de “aprendizaje”. De este modo, la persona reacciona a una preocupación obsesiva tratando de controlarla inmediatamente a través de una compulsión que, a priori alivia el malestar, pero que es, a su vez, un refuerzo negativo de esta conducta

y aumenta la probabilidad de volver a realizar dicha compulsión. Por tanto, esta dinámica favorece igualmente el aumento de pensamientos intrusivos y obsesiones.

PERSPECTIVA COGNITIVA

Son varios los autores que hacen uso de una perspectiva cognitiva para la explicación del TOC.
Salkovskis refiere que los pensamientos negativos acaban como obsesiones debido a la interpretación que se hace de los mismos. Por ejemplo, las obsesiones producen tal malestar que la persona siente la necesidad compulsiva de hacer algo con ellos y al respecto. Esto eleva la ansiedad y mantiene y favorece las conductas compulsivas por un sesgo de responsabilidad y de sobreestimación de la probabilidad y gravedad de las consecuencias temidas.

Rachman, con su modelo explicativo basado en la fusión de pensamiento-acción, habla de un sesgo moral mediante el cual la persona considera que un pensamiento negativo es igual que la ocurrencia del mismo.

PERSPECTIVA FAMILIAR

Diferentes estudios han hecho hincapié en la importancia del sistema familiar en este trastorno.
Estilos de educación severos, perfeccionistas, con valores inamovibles, elevada sobre protección y sistemas familiares conflictivos o patológicos, generan mayores niveles de ansiedad que, aunque no necesariamente debuten en un TOC, son factores de riesgo para el desarrollo de esta patología.

TRATAMIENTO

El propósito principal que se pretende conseguir con el tratamiento del TOC es modificar y cambiar las creencias y esquemas cognitivos de la persona afectada y, a su vez, cambiar las conductas compulsivas. Por ello, la psicoterapia con mayor excelencia en TOC es la terapia cognitivo-conductual. Además, junto con el uso simultáneo de fármacos, la persona puede obtener muy buenos resultados terapéuticos y mayor funcionalidad en su vida.

El principal criterio de buen pronóstico es el inicio temprano de un proceso terapéutico y/o psiquiátrico.

  1. La reestructuración cognitiva se basa a menudo en autorregistros mediante los cuales (a través de psicoeducación) se cuestiona la validez de los pensamientos y creencias y, en su lugar, se instalan otros alternativos que generan menor malestar.
  2. Parada o enlentecimiento del pensamiento. Consiste en cortar o interrumpir las obsesiones así como en sustituirlas por pensamientos o imágenes que evoquen algo agradable en la persona.
  3. Las autoinstrucciones consisten en cambiar el diálogo interno que la persona tiene hacia sí misma por otro con contenido más amable y funcional.
  1. Exposición conductual y prevención de respuesta (E/PR). El propósito de la exposición conductual es contrastar con hechos los miedos que subyacen a las obsesiones de forma que pierdan intensidad. Además, es una forma de consolidar los pensamientos alternativos a los que anteriormente hemos aludido y, del mismo modo, que las obsesiones pierdan intensidad. Es importante comenzar por aquellos escenarios que causen en el paciente el menor nivel de ansiedad posible e ir ajustando según su tolerancia. De esta forma, enfrentaremos los miedos de la persona e iremos poco a poco evitando los rituales o compulsiones que generan una ansiedad sobreañadida.
  2. Entrenamiento en habilidades. Esta técnica se emplea en pacientes con sintomatología ansiógena generalmente en remisión o que no genera un malestar abrumador en la vida de la persona afectada. Como su nombre indica, va un paso más allá para entrenar y poner en práctica aquellas habilidades que se han visto resentidas por la sintomatología. Por ejemplo, aquel paciente cuyas obsesiones y miedos giraran en torno a un contenido social, acabarían el tratamiento con un experimento conductual como este entrenamiento en habilidades sociales.
  3. Tratamiento farmacológico. En multitud de casos, el fármaco inhibidor de la recaptación de serotonina (ISRS) es el más utilizado para esta sintomatología junto con otros ISRS selectivos.
  4. Estimulación cerebral profunda (ECP). La ECP surge con el propósito de controlar parte de los síntomas de TOC (así como de otras enfermedades) en personas con elevado nivel de disfuncionalidad y cuyos síntomas no remiten con el tratamiento habitual. Mediante intervención quirúrgica se implanta en el paciente un neurotransmisor encargado de enviar señales eléctricas a áreas concretas del cerebro para la intervención en sintomatología grave en TOC.

BIBLIOGRAFÍA DE INTERÉS

Aldaz, J.A. & Sánchez, M.M. (2008). Obsesiones y compulsiones. (ed). Madrid: España.

American Psychiatric Association, DSM-5 Task Force. (2013). (5th ed.). American Psychiatric Publishing.

Bados L., A. (2005). Trastorno obsesivo-compulsivo. Barcelona: Universitat de Barcelona.

Márquez-González, M., Romero-Moreno, R., Fernández, T. & Ortega, M. (2015). Guía de intervención psicológica en el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Universidad autónoma de Madrid. Facultad de psicología.

Mowrer, O.H. (1960). Learning theory and behaviour. Nueva York: Wiley.

Pedrick, C & Hyman, B.M. (2003). Guía práctica del TOC. Pistas para su liberación. (ed). Bilbao: Desclée de Brouwer.

Rachman, S. (1976). Primary obsessional slowness. Behaviour Research and therapy, 12, 9-18.

Salkovskis, P.M. (1985). Obssesional-compulsive problems: A cognitive behavioural analysis. Behaviour Reasearch and Therapy, 23, 557-583.

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