¿ALGUNA VEZ TE HAS PREGUNTADO POR QUÉ TENEMOS EMOCIONES?
Las emociones, tienen dos funciones fundamentales. Por un lado, nos proporcionan información sobre nosotros/as mismos/as para ayudarnos a alcanzar nuestro bienestar. En este sentido, las emociones tienen pleno conocimiento sobre las cosas que nos agradan y nos disgustan para, de esta forma, guiar nuestra conducta aproximándonos o alejándonos de ellas.
Por otro lado, facilitan nuestra relación con los demás, de forma que nos ayudan a expresar a los otros aquello que sentimos (a través de la postura, expresión facial, verbalizaciones…) y también sirven de guía a los demás en su comportamiento con nosotros/as.
¡Y no sólo esto! También se encargan de cubrir nuestras necesidades más básicas:
- Supervivencia. En las etapas prehistóricas del desarrollo humano, las emociones comienzan a tener un papel importante porque aumentan nuestra supervivencia. Todas las emociones son importantes para la supervivencia. Desde las más desagradables (miedo, tristeza, ansiedad…) hasta las más agradables (alegría, seguridad, tranquilidad, …).
- Pertenencia y vínculo. Hay muchos mecanismos que están dirigidos a fomentar el grupo y prevenir la expulsión del mismo. Tanto las emociones desagradables (vergüenza, culpa, compasión por otros, …) como las agradables (amor, admiración, gratitud…) también serán fundamentales en el fomento de la pertenencia y vinculo.
- Logro y desarrollo. Las emociones nos guían hacia toda acción orientada a un cambio, un logro, un aprendizaje… Además, favorecen que estemos activos, en movimiento, estimulados… De nuevo, tanto las emociones desagradables (envidia, incompetencia, insatisfacción…) como las agradables (curiosidad, interés, esperanza…) tendrán un papel fundamental y nos impulsan estar en continuo desarrollo y conseguir nuestras metas.
¿SABES CÓMO FUNCIONAN LAS EMOCIONES?
La raíz etimológica de la palabra emoción proviene del latín movere, que significa “moverse”, acompañada el prefijo e, que significa “hacia”, lo que implica una inclinación a la acción. Las emociones nos mueven hacia la acción. Este movimiento hacia la acción, tiene una función adaptativa: proteger nuestra vida, mantenernos unidos al grupo y permitirnos evolucionar, desarrollarnos y hacer las cosas de una forma adecuada para alcanzar nuestro bienestar.
¿Qué ocurre si paralizamos este movimiento? Veamos el funcionamiento de las emociones, a través de la metáfora de la oleada de agua (Hervás, 2012).
“Las emociones pueden ser entendidas como una corriente de agua que está en constante fluir. Muchas veces habrá situaciones que generen un gran volumen de agua por su propia naturaleza y tendremos que dedicar gran parte de nuestros recursos y tiempo a enfrentar esa ola. Por regla general, en la medida que nosotros nos relacionemos con las emociones bajo un cáliz positivo, abriéndonos y aceptando el mensaje que nos quieren transmitir, nuestras aguas estarán tranquilas (aceptando la ola como viene). Sin embargo, si tendemos a rechazarlas o enfrentarnos a ellas, provocaremos una fuerte oleada que nos puede llegar a tumbar. Es cuando la persona tiene un mal manejo emocional (con rechazo o falta de aceptación), cuando siente que su mar siempre está revuelto. Es el miedo a esas sacudidas, lo que mantiene a las olas activas”.
Las emociones pueden ser agradables o desagradables, pero cuando se vuelven demasiado intensas, sobre todo en determinados momentos del desarrollo temprano, hay personas que empiezan a generar un rechazo hacia ellas porque suponen un obstáculo para llegar a sus objetivos. Cuando esto se repite muchas veces, al final se genera una idea global de que las emociones son el problema y no la solución. Este rechazo hacia las emociones puede generar una estrategia de afrontamiento basada en la evitación emocional, que consiste en no querer sentir ni expresar determinadas emociones. Este estilo de afrontamiento, en el que se apartan las emociones del día a día o a partir de cierto umbral, es lo que hará que “el mar siempre esté revuelto” y generará algunas consecuencias:
- Más intensidad emocional.
- Más estrés y ansiedad.
- Más intrusiones.
- Más somatización.
¿CÓMO APRENDER A REGULAR LAS EMOCIONES DE UNA FORMA ADECUADA?
Conectar con nuestras emociones y aprender a regularlas no es una tarea sencilla. Cuando aparece una emoción, se activa un procesamiento emocional complejo que involucra no solo una serie de conductas, sino también algunas capacidades que pueden entrenarse ¿Cuáles son estas capacidades y como fortalecerlas?
- Apertura emocional.
Es la capacidad de percibir de forma rápida la aparición de un estado emocional. El acceso consciente a las emociones es un proceso complejo que requiere un entrenamiento. Una de las formas más eficaces para ampliar la apertura emocional es la atención plena (mindfulness) ya que amplifica nuestro campo de visión emocional y nos ayuda a conectar con nuestra experiencia somática.
- Atención emocional.
Implica la capacidad para dirigir la atención hacia donde la persona quiere de forma voluntaria. De nuevo el mindfulness también fortalecería mucho esta capacidad. La atención es un mecanismo importante y complejo y apartarla de los contenidos emocionales en momentos puntuales es adaptativo, pero si se hace de forma crónica se puede convertir en un problema.
- Etiquetado emocional.
Consiste en poner en palabras lo que estamos sintiendo y entender de alguna forma las diferentes cualidades de lo que uno está sintiendo. Es decir, entender de dónde vienen nuestras emociones será fundamental para manejar y gestionar nuestro estado emocional.
- Aceptación emocional.
La aceptación está presente desde el principio ya que la propia apertura está muy ceñida a la aceptación. Si no aceptamos y rechazamos nuestras emociones, la apertura se verá comprometida porque hará que nos cerremos física y psicológicamente. No obstante, la razón por la que incluimos la aceptación emocional en este punto, es que es el momento en que ya conocemos lo que estamos sintiendo. Es un momento óptimo para decir la frase “es normal que me sienta así”. Esta frase, de forma muy sencilla activa la aceptación emocional y produce una mayor relajación en ese deseo de suprimir o controlar la emoción y hace que las emociones a partir de ahí se vivan de una forma diferente.
- Análisis emocional.
El análisis emocional consiste en la capacidad para atender y entender nuestras propias emociones. ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta en este análisis?
- Origen. Podemos saber lo que sentimos, pero tenemos que hacer algo con eso que estamos sintiendo. El primer paso es saber qué y por qué sentimos lo que sentimos. Es decir, cual es el origen, qué es lo que ha activado cada emoción en concreto. Habrá ocasiones que este origen sea claro y otras en las que resultará más complicado, date tiempo.
- Mensaje. Consiste en conectar con el mensaje que nos está queriendo mandar la emoción. Todas las emociones aparecen para informarnos sobre algo importante para nosotros y para prepararnos para la acción. Todos estos mensajes tienen una intención constructiva, las emociones nunca nos van a mandar mensajes para hacernos daño. Veamos algunos ejemplos:
- Soledad: “mira a ver porque quizás necesitas más vínculos o apoyo”.
- Miedo: “mira a ver porque quizás hay algo inminente que supone una amenaza para ti y puede afectar a tus necesidades”.
- Envidia: “mira a ver porque quizás desees o necesites algo que esa persona si tiene”.
- Frustración: “mira a ver porque quizás no has obtenido el resultado que deseabas o necesitabas”.
- Validez. Tendemos a pensar que las emociones, sobre todo cuando son intensas, son válidas, es decir, que nos dan un reflejo directo de la realidad. Pero hay que tener cuidado porque hay ocasiones en el que las emociones se equivocan. Por ejemplo, a veces podemos sentir miedo cuando en realidad, no hay ninguna amenaza o peligro. Sin embargo, la emoción aparece por si acaso hay algo importante que debas saber y tienes que reaccionar. Pero no solo el miedo, todas las emociones funcionan igual, es decir, a veces salta la culpa, la vergüenza, …pero aquí nos resulta mucho más difícil ver los matices e identificar cuando la emoción se está equivocando o no.
En definitiva, el sistema emocional es un sistema conservador que por cómo está hecho de partida, nos va a avisar muchas más veces de las que necesitamos. Porque si intentara ser más ajustado, habría veces que no se activaría y sí que lo necesitaríamos, y para evitar esa situación que puede ser irreversible, el sistema se ha construido desde la base de “voy a avisar siempre que haya alguna probabilidad de que sea útil sabiendo que en un 20-30% de las veces va a ser una falsa alarma”. Si nosotros no asumimos que hay un 20-30% de alarma, se produce un desajuste entre el diseño del sistema y nuestra forma de interpretar el sistema.
- Aprendizaje e implicaciones: Cuando las emociones son válidas, es importante que extraigamos un aprendizaje útil de cara al futuro. Si nosotros reguláramos las emociones en cuanto las tuviésemos y las cambiáramos por otras, no estaríamos cumpliendo la función adaptativa de las emociones. Un modelo de regulación emocional tiene que incluir que, para regular las emociones, hay que abstraer primero los significados y los aprendizajes útiles que tengan porque si no, no estas permitiendo que el sistema emocional cumpla su función.
- Modulación emocional.
Tiene lugar cuando cambiamos nuestras emociones. Sería la activación de emociones agradables o de algún tipo de reacción que ayude a disolver ese estado emocional que está presente.
¿Y DESPUÉS QUÉ…?
Procesar las emociones, esto es, abrirse a ellas, comprenderlas y aceptarlas es fundamental para una adecuada regulación emocional. Una vez realizado todo el proceso de apertura, atención, etiquetado, aceptación, análisis y modulación, estaremos en disposición de concluir todo el proceso a través de estrategias regulación emocional (respiraciones, relajación, actividades gratificantes…).
Tratar de aplicar estas estrategias sin llevar a cabo el procesamiento anterior, generará a corto-medio plazo, dinámicas desadaptativas. Recuerda que:
“Aquel que sabe escuchar el murmullo del mar, jamás sentirá una completa desesperación”
¿Y si aprendemos a parar y escuchar este murmullo? Desde el equipo de En Madrid Psicólogos podemos ayudarte.