El reciente concepto “sadfishing” empezó a ser cada vez más utilizado a partir del año 2019, cuando la escritora Rebecca Said, lo emplea para hacer referencia a aquellas conductas que manifiestan emociones generalmente negativas, de forma pública, sobre todo en redes sociales.
Así, el término “sad” cuyo significado en inglés es “triste” y el término “fishing” que en inglés significa “pesca” se unen por primera vez para denominar aquella actitud que una persona lleva a cabo por redes sociales o internet con la finalidad de tener un impacto en sus seguidores. Desde la pena, movilizan emocionalmente a sus espectadores, captan su atención, simpatía o cuidado…
Este término tiene cierto parecido al “catfishing” quizá más conocido socialmente: hace referencia a la personalidad o imagen que una persona adopta o “copia”, en este caso con la finalidad de tener un impacto positivo en el otro o resultar atractivos. Comúnmente es una práctica que se observa en redes sociales y aplicaciones para conocer gente. Así, como las personas no se conocen de antemano es fácil que a través del engaño o manipulación puedan persuadir a sus espectadores.
Si nos fijamos, ambas prácticas están muy de moda en la sociedad actual, lo cual necesariamente invita a reflexionar sobre qué está pasando con el uso que hacemos de las diferentes redes sociales e internet y que consecuencias tiene.
LAS REDES SOCIALES EN LA SOCIEDAD ACTUAL
¿Cómo me relaciono con mis redes sociales? ¿Cómo éstas nos han cambiado?
A priori, estas pueden ser un par de preguntas sobre las cuales este artículo invita honestamente a reflexionar a cada uno de forma intrínseca, y también en comparación a nuestras generaciones anteriores.
Estudios recientes afirman que más de un 90% de los jóvenes hacen uso excesivo y casi adictivo de las redes sociales, especialmente Instagram. Aunque el carácter adictivo es de por sí ya algo conflictivo, por ende se relaciona con síntomas de ansiedad, cansancio y reducción del tiempo de sueño y calidad del mismo, baja autoestima, mala autoimagen y depresión, como afirman estudios recientes.
Como conocemos, las redes sociales, especialmente Instagram en su auge, guarda una relación muy estrecha con la construcción de narrativas tanto individuales como sociales. Es por ello que, en su perfil, la persona trata de mostrar aquella imagen que más se adecue o encaje en esta narrativa, denominando “self virtual” a la identidad que la persona configura con el propósito de compartir aspectos de su vida con el otro a través de una imagen. Seguidamente, los “likes” e interacciones de sus seguidores refuerzan estas conductas.
¿Cuando esto supone un problema?
Muchas personas hacen alusión a que las redes sociales, en concreto Instagram, han cambiado la forma de relacionarnos socialmente, la comunicación e interacción con el otro. Además, comúnmente nos encontramos con personas que señalan como foco de malestar la autodevaluación de sí mismo en comparación con otros perfiles de instagram, problemas de autoimagen derivados de “cuerpos modelos” e incluso vidas ejemplares.
SIN LUGAR A DUDAS, LAS REDES SOCIALES ASÍ COMO SU CONTENIDO, PUEDEN SER DELICADOS PARA MUCHAS PERSONAS.
Y a ti, ¿cómo te afectan las redes sociales?
“SADFISHING” Y “BÚSQUEDA DE ATENCIÓN”
Inevitablemente se asocia el sadfishing a la búsqueda de atención, por ello, puede ser frecuentemente asociado a personas con dificultades de habilidades sociales, sentimientos de soledad, baja autoestima, etc. así como puede esconder problemas más complejos como trastornos de personalidad del tipo: histriónico, narcisista y límite.
Realmente, muchas personas utilizan las redes sociales con un fin y muchas veces este fin no es otro que, de alguna manera, regularse emocionalmente.
Así, la persona que sufre sentimientos de soledad, tiene acceso fácil a toda una red de interacción en la que buscar apoyo; la persona que tiene dificultades con tu autoimagen y su autoestima buscará la validación de su seguidores; personas con sentimientos de vacío pueden caer en esta moda con la intención de llenar su vacío de una manera u otra; así como personas con problemas de identidad procurarán mostrar a sus seguidores una imagen que precisamente se adecue a aquello que le gustaría mostrar.
A primera vista, estos ejemplos suscitan ya cierta disfuncionalidad y desventajas, tanto en la meta que persigue el sadfishing como en los medios.
Frecuentemente, las personas que utilizan sus redes sociales para exponer problemas emocionales, son acusadas de que su finalidad no es otra que llamar la atención y, es por ello, que la finalidad y la meta que se persigue puede ser revertida en su contra. Como vemos, muchas personas son duramente juzgadas por sus seguidores…
Es importante no obviar que la persona que pone en práctica el sadfishing se muestra completamente vulnerable y, además, su contenido queda registrado a través de una huella virtual. Por ello, queda completamente expuesto al impacto que tiene en sus seguidores y también al uso que estos hagan de su contenido emocional.
Es aquí cuando toca plantearse beneficios reales y desventajas de estas prácticas tan de moda y, si cabe, valorar alternativas más funcionales en las cuales nuestro mundo emocional esté cuidado y protegido.
¿BENEFICIOS O…DESVENTAJAS?
Seguramente cada uno de nosotros puede evocar a su mente el ejemplo de una persona o influencer que, a través de sus redes sociales, ha manifestado de alguna manera un malestar emocional…
Cara Delevigne, Bella Hadid, Selena Gómez, Dani Martín, Justin Bieber pueden ser varios ejemplos de personajes públicos que han hablado acerca de sus diferentes problemas emocionales (comúnmente ansiedad y depresión). Si bien muchos de ellos de forma genuina han querido visibilizar la salud mental, existen otros muchos cuya finalidad ha sido puramente comercial.
Por ejemplo, Kendall Jenner en 2019, cuando el sadfishing comenzó a estar de moda, atrapó la atención de muchísimos seguidores cuando en sus diferentes “posts” aparecía muy afectada por los diferentes problemas emocionales en los que el acné había debutado… poco tiempo después se conoció que detrás había una finalidad comercial: estaba siendo patrocinada por una marca cosmética.
Como este, muchos ejemplos de personajes públicos.
Desde luego, no podemos conocer la subjetividad que hay detrás del mensaje que la persona comparte en sus redes sociales y, por tanto, tampoco su intención. Es por ello que, desde este artículo, animamos de antemano a los lectores del mismo a procurar ser responsables y amables con el contenido que reciben.
En conclusión, la persona puede obtener beneficios a través del contenido que comparte, sí, pero del mismo modo, esta misma persona también se expone a múltiples desventajas siendo el caso de aquellas que reciben críticas que comprometen aún más su bienestar emocional… claro es el ejemplo extremo de aquellas persona que sufren algún modo de acoso cibernético.
Por ello, sin lugar a dudas, esta práctica que está tan de moda entre nosotros no resulta funcional en muchos casos.
Si una persona quiere visibilizar la salud mental, existen otros medios que no favorezcan ni inviten a favorecer la instrumentalización de nuestras emociones.
Pensemos alternativas y tratemos de velar por el cuidado de nuestras emociones.
Empecemos por:
- Reduce el tiempo en redes sociales y piensa acerca del uso que haces de las mismas.
- Cuida el contenido que publicas en tus redes sociales.
- Favorece espacios para tu autocuidado y tiempo de calidad conmigo mism@, conecta con el presente.
- Crea una rutina con sentido para tí.
- Procura una mayor conciencia emocional, escuchate.
- Trata de pasar tiempo de calidad con familia y amigos, cultiva tu red de apoyo.
- Procura una buena expresión emocional, especialmente con aquellos con los que te sientas segur@. Permítete estar acompañad@ en tus diferentes emociones.
- Acude a terapia, un espacio para aprender a conocer y hacer uso de nuestras diferentes emociones.