Claves para dejar de darle vueltas a las cosas y conseguir lo que quieres.
¿Cuánto cuesta realmente tomar una decisión? Para algunas personas días, semanas, meses e incluso años. En este artículo me gustaría compartir contigo algunas de las razones por las que nos cuesta tanto tomar decisiones
¿Por qué cuando tengo que tomar una decisión a veces me bloqueo y no hago nada?
Recuerdo cuando un día una persona me dijo un día: necesito que me ayudes a tomar una decisión, estoy embarazada y necesito saber qué DEBO hacer, cual es la decisión correcta.
Cuando tenemos que tomar una decisión es porque hay varias opciones, varias cosas que podría hacer ante una misma situación pero no sé qué podría ser mejor para mí. Todo esto suele generarnos dudas e incertidumbre y entramos en lo que llamamos preocupación como forma de afrontamiento.
Muchas veces, cuando no sabemos que es lo mejor para nosotros (que suele ser casi siempre porque no podemos adivinar el futuro) comenzamos a preocuparnos. Pensamos y pensamos sobre la situación, sobre el qué debo hacer, sobre qué es lo mejor, sobre lo que podría pasar, sobre los peligros, sobre lo que podría salir mal… Entramos en una espiral interminable que nos da la sensación de que estamos ocupándonos del problema pero lo que únicamente estamos haciendo es preocuparnos sin solucionar el conflicto. La preocupación tiene la característica de que nos da una falsa sensación de control. Nos parece que pensando una y otra vez sobre la situación estamos haciendo algo y aparentemente puede llegar a generar en un momento dado incluso calma.
Son muchas las veces que escucho a la gente decir “¿cómo no voy a preocuparme por eso?” cuando en muchos casos ni siquiera el problema les corresponde a ellos, sino quizá a otras personas. Lo hacen porque preocuparnos nos hace creer que estamos resolviendo algo.
PREOCUPARTE NO SOLUCIONA EL PROBLEMA. OCUPARTE SI.
La solución perfecta no existe. Por mucho que intentemos buscarla, cuando algo aún no ha sucedido no sabemos si verdaderamente lo resolverá o no hasta que lo hagamos. Caemos en el error al intentar tomar decisiones de dar con la forma perfecta de resolverlo y, entendemos por perfecta aquella que no tiene ninguna consecuencia negativa para mí o incluso para mi entorno. Comenzamos a pensar y pensar y pensar en aquello que no tenga que exponerme a ningún sentimiento desagradable o a alguna situación incómoda para mí. Creemos que lo correcto es aquello de lo que bajo ningún concepto me voy a arrepentir.
Nos movemos en el continuo de TODO o NADA. O ESTÁ BIEN O DE LO CONTRARIO NO SIRVE. O LA SOLUCIÓN ME HACE SENTIR BIEN EN TODAS LAS ÁREAS O SINO SIGNIFICA QUE NO ES LA CORRECTA.
Entramos en el círculo vicioso de intentar dar con la solución que no tenga ninguna consecuencia negativa. Pero, ¿sabes qué?
Ante muchas decisiones que tenemos que tomar, las opciones que encontramos (aún siendo muchas en ocasiones) es muy probable que siempre tengan algo negativo queramos o no. Es INEVITABLE. Pero no por ello significa que no pueda hacerlo, que no pueda soportarlo, que no vaya a resolver el problema que tengo frente a mi. Simplemente significa que no puedo evitar determinadas cosas. Significa que a veces para superar algo tendré que afrontar una sensación desagradable, pero soportable y que aún siendo así, si realmente necesito avanzar en mi vida debo enfrentarme igualmente, ya que SOY CAPAZ DE SOPORTARLO.
Deja de enfocarte en buscar lo PERFECTO. Busca aquello que resuelva tu problema y que de algún modo consiga que tras enfrentarte puedas sentirte bien.
Esta joven que acudió intentando tomar la decisión correcta, la que no le obligase a enfrentarse a situaciones desagradables con respecto a tener o no su bebé, no llegaba a dar el paso porque de alguna forma trataba de evitar a toda costa sentirse incómoda a la hora de decidir y afrontar las respectivas consecuencias.
Si tenía a su bebé, ciertamente tendría que renunciar a determinadas cosas (salir con sus amigos con tanta frecuencia, reducir su tiempo de estudio, tener que asumir responsabilidades nuevas…) y si por el contrario decidía interrumpir el embarazo tendría que enfrentarse a otro tipo de situaciones (renunciar a la posibilidad de tener a ese bebé, tener que acudir a un centro médico, que pudiera pasar por un duelo tras abortar, recordar y sentir en un futuro que podría haberlo tenido…)
Cualquier decisión puede estar rodeada de consecuencias que nos disgustan, que no nos hacen sentir bien, que pueden generar malestar. ES INEVITABLE. Si nos enfocamos en encontrar aquella que NO TENGA NINGUNA CONSECUENCIA NEGATIVA muy probablemente nos paralizaremos, nos sentiremos muy ansiosos, frustrados, incapaces, pensaremos que mi problema no tiene solución y un largo etcétera.
Es importante que comiences a aceptar que eres capaz de tolerar cierto malestar, no te digo que tengas que aceptar sentirte mal a toda costa, pero sí que puedes sentirte algo incómodo y seguir funcionando correctamente. Porque una vez pases por ese primer momento todo lo demás viene rodeado de calma. Lo más difícil siempre es dar el primer paso asumiendo que si en ese momento es la decisión que siento que necesito es porque para mí en ese instante es lo correcto (no lo perfecto).
Esta joven entendió que cualquiera de las soluciones estaban conformadas de un momento incómodo para ella pero que era capaz de soportarlo, de afrontarlo, de superarlo. Tenía que decidir. No había otra opción. Lo perfecto para ella hubiera sido haber tomado en otro momento la decisión de quedarse embarazada, cuando hubiera tenido un trabajo estable, haber utilizado sino los métodos anticonceptivos que hubieran evitado esa situación, etc…
Se centraba en tratar de buscar la forma de que esta situación en la que se encontraba no EXISTIERA, y por ello no tuviera que buscar SOLUCIONES.
Nos centramos en el pasado. En la forma de haber evitado. ¿Esto realmente soluciona mi problema? Desde luego que no.
Céntrate en tu presente. Lo que hiciste no puedes cambiarlo. Es imposible. Acepta tu nueva situación y si, será bueno que hagas una reflexión para que aquello que ocurrió, si no va en alineación con tus objetivos no vuelva a suceder.
Pero si tienes que tomar decisiones, OCÚPATE. ERES CAPAZ.
En el próximo artículo te contaré cómo puedes enfocarte de una forma positiva y adecuada.
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