Comer emocionalmente , que es y como superarlo

Comer emocionalmente , que es y como superarlo

¿Qué es comer emocionalmente? Comer emocionalmente significa utilizar los alimentos como una estrategia de gestión emocional, es decir, como una vía para calmar nuestras emociones.

¿Cuántas veces te ha reconfortado comer chocolate después de un día espantoso?

¿Cuántas veces nos han enseñado las películas que comer helado ayuda a superar rupturas?

¿Cuántas veces has necesitado comer algo rico para calmar la ansiedad ante un examen?

Este suele ser un tema que genera gran controversia, ya que es tremendamente fácil irse a extremos. Actualmente, existe mayor conciencia acerca de la alimentación sana, de la importancia de realizar ejercicio físico, de la necesidad de evitar el sedentarismo y de lo relevante que es el bienestar psicológico. Sin embargo, en ocasiones, el exceso de información dificulta el saber dónde está el equilibrio. Esto es lo que pasa muchas veces en temas de alimentación, ante la duda, acabamos yéndonos a uno de los extremos.

Es así que, algunas personas, al comenzar a leer este artículo, pueden haber pensado “qué problema hay en comer un poco de chocolate después de un mal día si me apetece”, otras pueden haber pensado “la comida no debería relacionarse con emociones, se debería evitar cualquier comida no necesaria”.

Y bien, ¿dónde está el punto medio?: Donde cada uno/a lo fije, según sus necesidades.

Comer emocionalmente puede convertirse en un problema psicológico si comienza a afectar al bienestar de la persona en cuestión. Siguiendo esta definición, se entiende que no se considera patológico que una persona decida comerse un par de onzas de chocolate porque acaba de llegar de trabajar y es lo que más le apetece después de un día horrible.

En las líneas anteriores se mencionan o dan a entender algunos puntos clave para aprender a diferenciar cuándo este comportamiento se puede estar tornando problemático:

Cuando una persona DECIDE comer dos onzas de chocolate al llegar a casa después de un día horrible, está mostrando LIBERTAD DE DECISIÓN y CONTROL. Sin embargo, cuando se come emocionalmente, la persona no suele limitarse ni a dos onzas ni a un día desagradable. Es decir, hay FALTA DE DECISIÓN, DESCONTROL e IMPULSIVIDAD.

Otro concepto que ha aparecido es el de comida real y comida no real. Para poder detectar cuándo estamos teniendo hambre emocional, es fundamental saber cuándo tenemos hambre real.

¿QUÉ ES EL HAMBRE REAL?

Para diferenciar si nuestro hambre es real o emocional, tenemos que fijarnos en nuestro estado físico y mental antes, durante y después de la comida:

  • Antes de comer. La sensación de hambre aparece de forma paulatina, poco a poco vamos sintiendo más hambre. Físicamente, sentimos vacío en el estómago, molestias y ruidos. Psicológicamente, nuestros pensamientos se centran en la necesidad de comer y tenemos capacidad para esperar a que llegue el momento de poder comer. En cuanto a los tipos de alimentos, nuestro cuerpo demanda cualquier alimento nutritivo que nos aporte energía.
  • Durante la comida. Se come conscientemente y se disfruta de estar saciando el hambre. Se tiene capacidad para dejar de comer cuando se está saciado, o para comer más si no se está saciado.
  • Después de comer. Hay saciedad física y se ha recuperado la energía. Psicológicamente, no aparece ningún síntoma.

¿QUÉ ES EL HAMBRE EMOCIONAL?

Al igual que en el caso anterior, para distinguir si nuestro hambre es emocional o real, tenemos que fijarnos en nuestro estado físico y mental antes, durante y después de la comida:

  • Antes de comer. La sensación de hambre aparece de forma repentina, la necesidad de comer aparece de forma abrupta. Físicamente, lo que sentimos no tiene nada que ver con los sensaciones de hambre, sino con el malestar emocional: inquietud, cansancio, tensión muscular, respiración anormal u opresión en el pecho. Sentimos vacío en el estómago, molestias y ruidos. Psicológicamente, experimentamos descontrol e impulsividad, inmediatez y urgencia (resulta necesario comer lo antes posible) y pensamientos sobre nuestro malestar emocional. Aunque la persona puede no ser consciente en ese momento, tras su deseo de comer se escoden emociones como, por ejemplo, miedo, ansiedad, tristeza, soledad, aburrimiento o culpa. En cuanto a los tipos de alimentos, nuestro cuerpo demanda alimentos apetecibles y poco nutritivos (azúcares, grasas y productos salados).
  • Durante la comida. Se come de forma no consciente, la persona puede no estar siendo consciente de la cantidad de comida que está ingiriendo. No se saborea la comida, no se mastica adecuadamente y no se disfruta. No hay capacidad para dejar de comer cuando se está saciado.
  • Después de comer. Se tiene malestar digestivo, por la forma de comer y el posible exceso de comida. Psicológicamente, al malestar anterior, se unen emociones y pensamientos negativos respecto a la comida que se acaba de ingerir (culpa, tristeza, vergüenza, ansiedad o estado de ánimo deprimido).

QUIERO COMER, PERO CREO QUE REALMENTE NO TENGO HAMBRE REAL, ¿QUÉ PUEDO HACER?

Te ofrecemos 5 preguntas que puedes hacerte en el momento crítico, el punto en el que quieres comer pero estás casi seguro/a de que no es hambre real:

  • ¿Hace cuánto tiempo he comido?

Esta pregunta ayuda a tomar conciencia de cómo se encuentra nuestro cuerpo de saciado y, por lo tanto, facilita distinguir si nuestro hambre es real o emocional.

  • ¿Qué cantidad he comido?

El objetivo es el mismo que con la pregunta anterior, ser conscientes de cómo se encuentra nuestro cuerpo de saciado y decidir si necesitamos o no comer.

  • ¿Qué me apetece comer?

Como hemos mencionado, el hambre emocional suele reclamar alimentos que nos resultan ricos, apetecibles… es decir, antojos. Si nuestro cuerpo nos demanda esto, podemos concluir que nuestro hambre no es real.

  • ¿Cómo me siento? ¿Ha ocurrido algo que pueda estar afectándome?

Tratar de descubrir cómo nos encontramos, cómo nos estamos sintiendo en este momento, puede ayudarnos a descubrir si debajo de nuestra necesidad de comer se esconde algún tipo de malestar emocional. Si es el caso, estaremos ante un momento de hambre emocional.

Esta pregunta ayuda a tomar conciencia de cómo se encuentra nuestro cuerpo de saciado y, por lo tanto, facilita el distinguir si nuestra hambre es real o emocional.

  • ¿Qué puedo hacer diferente a comer?

Esta pregunta es el punto clave de este proceso de reflexión. Como se ha mencionado al principio del artículo, comer emocionalmente significa utilizar los alimentos como una estrategia de gestión emocional. ¿Qué quiere decir esto? Que podemos probar a sustituir esta forma de gestionar nuestras emociones por otra que nos resulte más satisfactoria.

En este punto del proceso, necesitamos buscar alternativas a la comida. Al comenzar a cambiar este hábito, nos resultará complicado encontrar otra actividad tan placentera como la comida, pero debemos intentar buscar alguna con la que, al menos, nos podamos comprometer.

Las alternativas pueden ir desde darnos una ducha, salir a dar un paseo, llamar a un ser querido, escribir, jugar con nuestra mascota, practicar relajaciones/respiraciones o hacer ejercicio físico, hasta cualquier otra que te resulte útil y gratificante.

¡Recuerda! Los extremos en la alimentación, como en casi todo, acaban tocándose. Nuestra meta debe ser poder elegir qué deseamos comer, cuándo lo deseamos y poder hacerlo o no hacerlo, pero siempre de forma satisfactoria.

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