Durante años, la psicología se ha caracterizado por la investigación entorno a la patología, el malestar, la tristeza, el dolor, etc. Los criterios diagnósticos se han limitado a definir y caracterizar cada uno de estos trastornos y enfermedades.
Como muchos de vosotros sabéis, a lo largo de los años estos mismos criterios han ido variando, en algunas ocasiones incluyendo trastornos que después dejaban de ser considerados como tal, y a la inversa. Se aprecian en este modelo claras deficiencias, ya que estas etiquetas en múltiples ocasiones limitan más que favorecen un crecimiento personal. A la persona no le ayudan a encontrarse mejor, a superar lo que le hace daño. La psicología ha desarrollado múltiples técnicas contrastadas en excelentes estudios e investigaciones que ayudan a esta superación. El objetivo de la psicología clásica era: “dejar de sufrir” “alcanzar el equilibrio” Actualmente, y siempre con la premisa de crecer y evolucionar, muchos psicólogos identifican la necesidad de ir más allá, de cambiar el objetivo. El nuevo enfoque, el de la psicología positiva, será : “ser feliz”
Una de las críticas más comunes hacia la Psicología Positiva es que apenas es novedosa. Efectivamente, el psicólogo positivo empleará las mismas técnicas aplicadas en la psicología clásica, aquellas que están avaladas por estudios y demuestran su eficacia.Lo nuevo que aporta la Psicología Positiva es destacar la importancia de la felicidad. Tantos y tantos estudios sobre depresión, ansiedad, etc, y apenas nos hemos centrado en identificar los aspectos que hacen que las personas sean más felices. Este es el énfasis que hace la Psicología Positiva. Frente a los criterios diagnósticos que identifican las patologías, la Psicología Positiva ha realizado una clasificación sobre los aspectos más fuertes y positivos que poseemos.
Aquellos en los que debemos apoyarnos para crecer y dar nuestra mejor versión. Es fundamental conocer aquellos aspectos que nos generan malestar. Es importante conocerlos, afrontarlos, limitarlos, anticiparlos y minimizarlos. Pero haciendo esto solo alcanzo el equilibrio. Para alcanzar el objetivo de la felicidad, deberé conocer cuales son mis puntos fuertes, virtudes, fortalezas. Darles la importancia que tienen, potenciarlos, reconocerlos, explotarlos y reforzarnos por nuestros éxitos. Cada persona tiene su propia “fórmula de la felicidad”. Puede que en la mía sea fundamental tener una mascota para ser feliz, mientras que para ti el reconocimiento laboral sea prioritario. Es importantísimo realizar un buen autoconocimiento para fomentar aquello en lo que somos buenos y nos hace felices.Martin Seligman, uno de los fundadores de esta corriente, afirma: La verdadera felicidad deriva de la identificación y el cultivo de las fortalezas más importantes de la persona y de su uso cotidiano en el trabajo, el amor, el ocio y la educación de los hijos.
Las fortalezas humanas según Seligman y Peterson se agrupan en:
– adquisición y uso del conocimiento
– humanidad
– coraje
– justicia
– templanza
– trascendencia
Cualquiera puede beneficiarse de la psicología, no sólo para dejar de encontrarse mal sino también para sacar el máximo provecho de su vida ¿te animas a probarlo?